Ayacucho

Ayacucho, Perú

Traté pero no me acuerdo de nada del bus hasta aquí…

Voy a la plaza de armas y busco hostal pero está un poco caro, y los «hostales» baratos realmente son moteles. Entro a ver la habitación en uno pero ya me imagino el temblor y los gritos en la noche. 

Una señora muy buena gente me deja poner las cosas en un hostal tuanis, Tres Máscaras. 

Camino todo el día y veo muchas iglesias, más iglesias, y unos telares en el barrio de Santa Ana. Lo más impactante es la historia de Sendero Luminoso, miles de muertos y desaparecidos. Pienso en la suerte que tenemos los ticos de nunca haber pasado por nada así. 

En la tarde toco armónica en el parque y gano algunos soles. 

Me monto en el bus bien abrigado porque hay pasos de montaña. Entre dormido y despierto me asomo por la ventana y parece que esta amaneciendo, también parece que hay nieve afuera pero las ventanas están tan empañadas que nunca lo podré saber con certeza. El bus para y tiene que echar reversa para dar las curvas sin irse en los guindos. No se cuál es esta ruta ni como se llama, pero se debería de llamar la carretera de la muerte peruana. 

Pasa algo increíble. Se baja un poco de gente y queda toda la fila de atrás vacía, agarro un montón de frazadas y duermo como un bebé que cree que él se va a caer de la cama pero el bebé es el bus y la cama es la cordillera.

Finalmente empezamos a bajar hacia Cusco, ombligo del mundo en el imperio Inca, situada dentro de lo que una vez fue un inmenso lago.

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